Este característico bollo guarda relación con la llegada de los Reyes Magos a Jerusalén en el nacimiento del Niño Jesus para su adoración.
La tradición tiene su origen en una reunión familiar contada en el Eclesiastés en la que por la noche se reunían familiares y amigos alrededor de una rosca de pan dulce, en la cual habían escondido previamente un haba, que simbolizaba el cuerpo del Jesús, que había huido con sus padres a Egipto, tratando de escapar de la persecución de Herodes. Esto es por lo que actualmente se esconde en el Roscón un haba y una figurita. Se dice que quien la encuentre correrá mala suerte o, simplemente, ¡tendrá que pagar ese Roscón!