Durante esta época de pandemia, un factor común identificado en varios países es que el consumo de bebidas alcohólicas, incluyendo el vino, se ha relacionado directamente con la ansiedad generada por el encierro y por la enfermedad misma, aunándose a la incertidumbre laboral, familiar y económica.
A primera vista suena como una noticia alentadora para las vinícolas, sin embargo, contrario a lo que se supone, el número de compradores no ha aumentado de la misma manera. ¿A qué se debe este fenómeno?
Entre los factores relacionados a ello, en primer lugar tenemos la disminución de los canales de adquisición. A excepción de las compras en línea, las tiendas de conveniencia, supermercados, departamentales y de especialidad han restringido sus horarios, incluso en algunas ciudades la venta de alcohol no se ha permitido.